22 DE SEPTIEMBRE DE 1554
Hawkins y Drake muerden el polvo en San Juan de Ulúa
El 22 de septiembre de 1554 el pirata inglés John Hawkins y su pupilo Francis Drake caían derrotados en la batalla de San Juan de Ulúa. Hawkins había impuesto en las Indias un método de contrabando altamente persuasivo. El corsario arribaba a los puertos coloniales con mercancía, a menudo esclavos robados en barcos negreros, y exigía su intercambio bajo amenaza de bombardear la ciudad. Lo curioso es que pudiendo llevarse la mercancía gratis, el pirata prefería comerciar, pagando incluso el pertinente impuesto. A Isabel I le encantó la estrategia y puso a su disposición dos galeones de la Armada, el Jesus of Lubeck y el Minion. A bordo iba un joven aún desconocido de poco más de veinte años y de nombre Francis Drake, sobrino del hermano de Hawkins.
En una de sus «misiones comerciales» a Hawkins le sorprendió un temporal frente a las costas de Cuba y su flota quedó destrozada. No encontró más puerto que el de Veracruz y supo además que la flota de Indias estaba a punto de arribar. Podía matar dos pájaros de un tiro, reparar sus barcos y robar la plata española. De camino, Hawkins apresó dos mercantes y entró en puerto detrás de ellos. Cuando dos oficiales salieron a recibirlos, Hawkins los apresó y exigió la reparación de sus naves, tras lo cual esperó con tranquilidad la llegada de la flota española. Ésta llegó antes de lo previsto. La integraban trece barcos, pero sólo uno de guerra. No eran unos extraordinarios refuerzos pero su almirante, don Francisco Luján, no admitió la huida. Entró en la bahía ante la mirada de Hawkins y, tras una rápida descarga de la mercancía, se dispuso a defender la ciudad. Luján conocía los métodos de Hawkins, así que el parlamento que sostuvieron no pasó de un paripé. Ninguno pensaba cumplir lo pactado. El español inició el ataque, respondido por los cañones ingleses. En la batalla, un contingente español tomó una fortaleza vecina y masacró con sus cañones la flota británica. La nave almirante fue abordada y otras tres hundidas. El descalabro fue absoluto y sólo Hawkins y Drake pudieron huir a bordo de dos naves. Desde entonces, Isabel I prefirió suspender su red de contrabandistas y soltar a los «perros del mar», corsarios que guardaban el guante blanco y disparaban antes de preguntar.
Otras efemérides de este día que deberías conocer:
0852 Fallece Abderramán II y le sucede Mohamed I. Había martirizado a muchos cristianos y su muerte se consideró un castigo divino.
1499 Tratado de Basilea, que declara a Suiza Estado independiente.
1554 Fallece Francisco Vázquez de Coronado, conquistador español.
1832 Llega Luisa Carlota al palacio de La Granja y consigue anular el cambio derogando la Ley Sálica.
1980 Irak invade Irán, dando inicio a la guerra entre ambos países.
21 DE SEPTIEMBRE DE 1895
Nace Juan de la Cierva, inventor del autogiro
Juan de la Cierva y Codorníu nació en Murcia el 21 de septiembre de 1895 y murió en Inglaterra, en un accidente aéreo, en diciembre de 1936. Fue ingeniero de caminos, canales y puertos, inventor, científico aeronáutico y aviador. Su mayor creación, un hito en la historia de la tecnología española, fue el autogiro, predecesor directo del helicóptero. Era hijo de Juan de la Cierva y Peñafiel, abogado, varias veces ministro y alcalde de Murcia. Su vocación se manifestó muy temprano: era un niño cuando construyó, con su amigo Tomás de Martín-Barbadillo, modelos capaces de volar. En 1912, cuando aún no había cumplido los diecisiete años, construyó y puso en el aire un avión biplano, llamado El Cangrejo o BCB-1, con piloto y pasajero. Lo logró desde la sociedad BCD, que había constituido con sus compañeros José Barcala y Pablo Díaz, pionera en la aeronáutica española. En 1920, diecisiete años después de los vuelos autopropulsados de Richard Pearse y de los hermanos Wilbur y Orvile Wright, De la Cierva construyó en Madrid el primer autogiro. Si en el avión las alas están unidas al fuselaje, en el autogiro lo están a un rotor. El Cierva C.1 llevaba el fuselaje, las ruedas y el estabilizador vertical de un monoplano francés Deperdussin construido en 1911, sobre el cual el inventor montó dos rotores de cuatro palas y, sobre ellos, una superficie vertical para el control lateral. Los rotores dependían de un motor Le Rhône de 60 caballos. El aparato no llegó a volar, pero permitió a De la Cierva descubrir qué debía corregir. Tras dos intentos fallidos más, los modelos C.2 y C.3, y numerosas pruebas realizadas en el túnel de viento de circuito cerrado del aeródromo de Cuatro Vientos —construido por Emilio Herrera y el mejor de Europa en aquella época—, De la Cierva construyó en 1922 el C.4, con las palas del rotor articuladas en encaje en el eje. Alejandro Gómez Spencer lo pilotó con éxito en enero de 1923 en el aeródromo de Getafe: 180 metros de recorrido. Días después, introducidas algunas modificaciones, se logró un vuelo de 4 kilómetros y 4 minutos en Cuatro Vientos. El motor tenía ahora más del doble de potencia. En julio se construyó el C.5, que voló en Getafe, y De la Cierva consiguió el apoyo del Estado. Paradójicamente, su muerte, en 1936, fue en un accidente de un avión tan probado —un Douglas DC-2— que hacía la línea regular entre Londres y Amsterdam.
Otras efemérides de este día que deberías conocer:
1177 Alfonso VIII y Alfonso II rinden Cuenca tras nueve meses de cerco.
1292 Sancho IV conquista Tarifa tras una campaña económicamente agotadora.
1558 Fallece en Yuste Carlos V.
1794 Regresa la expedición de Malaspina.
1832 Fallece el escritor británico Walter Scott.
20 DE SEPTIEMBRE DE 1604
Concluye el sitio de Ostende
El 20 de septiembre de 1604 finalizaba el sitio de Ostende, que se prolongó durante casi tres años. La ciudad de Ostende tenía una importancia moral y estratégica para el gobernador español, por entonces el archiduque Alberto. Por un lado era la única plaza rebelde en Flandes que nunca había sido española; por otro estaba su importancia táctica. Ostende dominaba la salida al mar del Norte, había sido base de operaciones en la reciente victoria holandesa en Nieuwpoort y era nido habitual de los llamados «mendigos del mar», flota corsaria de las Provincias Unidas. La empresa no iba a ser sencilla, la ciudad tenía fama de inexpugnable. Amurallada, contaba con dos fosos defensivos y un sistema de esclusas que permitía jugar con el nivel del mar, haciendo los fosos navegables o convirtiéndolos en trampas de fango. Alejandro Farnesio ya había tratado de rendir la ciudad en el pasado y había tenido que desistir.
El sitio de Ostende comenzó el 5 de julio de 1601. Durante tres años constituyó una campaña en sí misma, con un asedio feroz y escaramuzas constantes que causaron extraordinarias bajas en ambos bandos. En septiembre de 1603 el asedio contaría con un nuevo liderazgo, el de Ambrosio de Espínola, que se licenciaría como reputado general frente a sus muros. Espínola era un noble genovés que un año antes había financiado y puesto a disposición de Felipe III un ejército de 6.000 hombres. Aún faltaban veinte años para que Velázquez lo inmortalizase recibiendo las llaves de la ciudad de Breda.
Espínola dio un nuevo impulso al asedio, levantando trincheras y fortificaciones y fijando el ataque por las zonas más accesibles. El 20 de septiembre de 1604 Espínola lograba la rendición de la ciudad, al aprovechar una brecha en la muralla sur. Las vidas de los 3.000 asediados fueron respetadas. Habían sido tres años de guerra global, cruel y encarnizada, con tintes de batalla de Troya por la dureza de la resistencia. En ocasiones predominaban los combates, a veces la diplomacia y el espionaje, otras muchas la guerra técnica, con protagonismo de los ingenieros y sus inventos, como los típicos «salchichones», barcas de mimbre con lastre de piedras para vadear los pantanos. La crudeza de la batalla fue tal que al poco de rendirse Ostende se firmaría la Tregua de los Doce Años.
Otras efemérides de este día que deberías conocer:
1575 Parte hacia España Miguel de Cervantes. Antes de llegar a Barcelona será apresado por piratas berberiscos.
1697 Tratado de Rijswijk, suscrito por Inglaterra, España, el Sacro Imperio Romano Germánico y Francia, que pone fin a la Guerra de la Gran Alianza o de los Nueve Años.
1792 Afortunada victoria de Francia frente a los ejércitos prusianos en la batalla de Valmy.
1887 Botadura del acorazado inglés Trafalgar, el mayor de su tiempo.
1941 Kiev cae en manos alemanas en la Segunda Guerra Mundial.
19 DE SEPTIEMBRE DE 1468
Acuerdo de los Toros de Guisando:
Isabel se impone a la Beltraneja
El 19 de septiembre de 1468 Isabel, la futura Reina Católica, es jurada princesa de Castilla en la venta de Toros de Guisando. Días antes había obtenido de su hermanastro Enrique IV el compromiso de la sucesión al trono de Castilla por delante de su hija Juana. Sobre la Beltraneja pesaba la sospecha de la ilegitimidad. Se decía que era fruto de las relaciones de la esposa de Enrique con uno de sus validos, Beltrán de la Cueva (de ahí su apodo), pues el monarca castellano, llamado el Impotente, no podía mantener relaciones normales. Pero si el acuerdo de los Toros de Guisando suponía un reconocimiento implícito de la bastardía de su hija Juana, ¿por qué lo aceptó Enrique?
Enrique IV fue un mal monarca, débil y manipulable, al que le tocó reinar en una época de insoportables tensiones nobiliarias. El mal hacer de sus validos y el crecimiento de un poder nobiliario libre de autoridad, le llevó a sufrir la llamada «farsa de Ávila» en la que sus oponentes destituyeron de todos los atributos regios a un muñeco que representaba al monarca. Esta nobleza hostil apoyaba la candidatura del hermano del Rey, el infante don Alfonso. Con la muerte de Alfonso en junio de 1468 fue su hermana Isabel quien capitalizó la inercia de este movimiento, convencida de la ilegitimidad de la Beltraneja. Poco pudo oponerse el Rey al acuerdo, presionado por sus propios apoyos para favorecer la paz y viendo a su esposa, la supuesta adúltera, huir de su lado para refugiarse en el castillo de Beltrán.
El acuerdo de los Toros de Guisando, en definitiva preveía el reconocimiento de Isabel como princesa y heredera con una serie de rentas y señoríos para el sustento de su casa y el reconocimiento de Enrique como Rey legítimo, lo que suponía el fin de las farsas y las guerras. Como Rey, a Enrique le correspondía buscar un esposo para la princesa, cuestión esta que puso en peligro el acuerdo pues Isabel ya tenía en mente a Fernando, enlace que el Rey nunca aceptaría. Este punto, a la postre incumplido, contemplaría la potestad de Isabel para rechazar a los pretendientes. Por último, se establecía que la reina sería devuelta a Portugal para mayor dignidad del Rey, pero su hija, sobre cuya legitimidad no hubo pronunciamiento, permanecería en la corte.
Otras efemérides de este día que deberías conocer:
1309 Fallece Guzmán el Bueno.
1476 Concluye la guerra civil castellana con el asalto de Toro.
1783 Los hermanos Montgolfier realizan su primer vuelo en globo, en Versalles, Francia.
1815 Pronunciamiento en La Coruña del general Porlier, que será ejecutado el día 26.
1939 Hitler ofrece la paz a Francia e Inglaterra, a condición de que reconozcan sus conquistas.
18 DE SEPTIEMBRE DE 1475
Batalla de Baltanás, una pírrica victoria para la Beltraneja
El 18 de septiembre de 1475 se produce la batalla de Baltanás dentro de la Guerra de Sucesión por el trono de Castilla. A la muerte de Enrique IV los partidarios de su hija Juana no aceptaron la coronación de Isabel como reina de Castilla. Para los opositores a la Reina, su matrimonio con Fernando de Aragón sin autorización regia había invalidado el acuerdo de Toros de Guisando. Cierto era que ahora Isabel contaba con el apoyo de la corona de Aragón pero su rival tenía el favor de la nobleza castellana y también el de su poderoso tío, Alfonso V, rey de Portugal.
La guerra civil no fue sangrienta. Hubo pocas batallas y mucha diplomacia, tratando de ganar cada bando el favor de las ciudades y de sus nobles dominantes. Alfonso V tomó la iniciativa invadiendo Castilla, una estrategia que tuvo su punto culminante en la batalla de Baltanás. En ella las tropas portuguesas vencieron a las castellanas y tomaron prisionero a su comandante, el conde de Benavente, pero bien pudo calificarse como victoria pírrica, pues los portugueses, muy superiores en número, sufrieron muchas más bajas y por encima de ello, la batalla cambiaría el rumbo de la guerra. El rey portugués fue consciente de que lejos de sus fronteras su causa no encontraría más adhesiones, sino más bien hostilidad, y a partir de entonces adoptaría una táctica defensiva que poco a poco fue cediendo terreno hasta su definitiva derrota en la batalla de Toro.
Tras la batalla, la reina Isabel se presentó en Baltanás para llorar a los caídos, que según parece fueron sólo seis soldados, y consolar a sus gentes por el saqueo sufrido. La Reina concedió a la villa una demora de dos años para todas sus deudas y quiso que sus rentas fueran destinadas a resarcir a los perjudicados. Este gesto humanitario, unido al buen recibimiento ofrecido al prisionero, Rodrigo Alfonso Pimentel, duque de Benavente, por el que se pagó un jugoso rescate, sirvió de excelente propaganda para la causa de Isabel, que ya tomaba ventaja en el campo de batalla gracias al buen liderazgo de su esposo Fernando. Las Cortes de Madrigal pusieron las bases de la pacificación castellana, que evitaría humillaciones y expolios y conseguiría enterrar para siempre la profunda división de la nobleza castellana.
Otras efemérides de este día que deberías conocer:
0737 Posible fecha del fallecimiento de don Pelayo, caudillo de la Reconquista y primer rey Astur.
1499 Gran recibimiento en Portugal al navegante Vasco de Gama, que había rodeado por mar el continente africano.
1750 Nace Tomás de Iriarte, escritor y fabulista español.
1851 Sale a la venta el primer número del periódico The New York Times.
1868 El general Juan Prim y el almirante Juan Bautista Topete inician un pronunciamiento en Cádiz contra Isabel II, que se convertirá en la Revolución Gloriosa.
17 DE SEPTIEMBRE DE 1580
Nace Francisco de Quevedo y Villegas
El 17 de septiembre de 1580 nacía en Madrid Francisco de Quevedo y Villegas. De niño se educó con los jesuitas, de donde le pudo venir tanto su noble espíritu como ese afán peleón que le acompañó en vida. Estudió en las universidades de Alcalá de Henares y Valladolid, coincidiendo su estancia allí con la capitalidad del reino, lo que aprovechó para darse a conocer en la corte. Trabó amistad con el duque de Osuna, que se lo llevó a Sicilia aprovechando su habilidad con las lenguas. Al caer en desgracia el duque lo hizo también su protegido, siendo recluido en su señorío manchego de Torre de Juan Abad. De vuelta a Madrid supo frecuentar la amistad del conde-duque de Olivares y hacerse hueco de nuevo. Al contrario que Góngora, Quevedo fue siempre un poeta cortesano. Su ingenio hiriente y certero se acomodaba bien a esa frivolidad elevada que cultivaba la nobleza. Pero a un autor de su talento tanta ligereza se le terminó haciendo pesada. Alternó sus andanzas cortesanas con largos periodos de distancia y soledad en su señorío manchego de Ciudad Real. Así pudo el poeta afrontar sus obras de mayor hondura, desde las series de Sueños hasta su ensayo patriótico, La España defendida.
Con la destitución de Olivares, Quevedo es de nuevo recluido. Sin protectores de alcurnia sus excesos satíricos eran castigados con frecuencia. Hombre de acción, agente político, ingenioso conversador, intrigante, conservador, burlón y patriota, la personalidad y las vivencias de Quevedo opacan a veces una obra que por su elevado nivel carece de aristas solitarias en las que fijarse. No hay en su bagaje una sola obra que resuma su espíritu o que represente la cumbre de sus letras. Desata su ingenio en lo grotesco, pero se mueve con grandeza por todas las variedades estilísticas. Suyos serán los más inspirados versos de amor (su cuerpo dejará, no su cuidado/ serán ceniza más tendrán sentido/ polvo serán más polvo enamorado) de moral o de política. Quizás El Buscón, su aportación a la picaresca, pueda definir una constante en su obra, el gusto por la recreación, la deformación o la parodia. Por eso encontró en Góngora, un innovador, al rival de su altura y cruzará con él ingenios y malicias.
En la recta final de su vida escribe sus obras más maduras, alejado ya de su gusto por incordiar. De aquí vienen La cuna y el sepulcro, Introducción a la vida devota, La hora de todos, Marco Bruto o Política de Dios, escritas con voluntad de verlas publicadas. Murió en el convento de santo Domingo, en Villanueva de los Infantes, el 8 de septiembre de 1645.
Otras efemérides de este día que deberías conocer:
1665 Fallece Felipe IV. Mariana de Austria será regente hasta la mayoría de edad de Carlos II.
1678 Paz de Nimega con Francia.
1679 Fallece Juan José de Austria, hijo bastardo, pero reconocido, de Felipe IV.
1743 Nace el marqués de Condorcet, filósofo y matemático francés.
1978 Acuerdos de Camp David entre el presidente egipcio Anwar el-Sadat y el primer ministro israelí Menahem Begin, con la mediación del presidente Jimmy Carter.
16 DE SEPTIEMBRE DE 1913
Toma la alternativa el torero Juan Belmonte
El 16 de septiembre de 1913 tomaba la alternativa el torero Juan Belmonte, el hombre que revolucionaría el mundo del toreo. Era Belmonte el tipo de torero hecho a sí mismo. No tuvo más remedio. Quedó huérfano de madre muy niño y sólo asistió a la escuela hasta los ocho años. Ayudaba a su padre en una modesta quincallería y empezó a frecuentar pandillas de las que nada bueno podía aprender, salvo resistir y endurecerse. Fue creciendo el torero, con su aire triste y famélico, fiero y desgarbado. Sus amistades, cada vez más toreras, no dejaban de ser poco aconsejables. Belmonte toreaba de noche en las dehesas, ocultándose de la Guardia Civil, a menudo en cueros, empapado tras haber cruzado un río o lleno de ortigas.
Su primera novillada en la Maestranza fue desafortunada. Las reses no eran buenas y al tercer aviso se arrodilló encarando al astado y suplicó: «¡Mátame!». Esa escena resumía su talante, el éxito o la muerte, cualquier cosa antes que un toreo tibio. Su estilo refundó el toreo sobre nuevos conceptos, ralentizando el tiempo en la lidia, esperando al toro inmóvil, arrimándose como nunca se había visto y ocupando espacios naturales de la carrera del toro, que él habría de templar y redirigir. Por encima de su técnica, espontánea y desgarrada como un quejido flamenco, estaba su personalidad, su carisma, su aura. Su duelo con Joselito, maestro de la técnica pura, convirtió su época en el siglo de oro del toreo. La rivalidad entre los dos antagónicos toreros llevó la fiesta a la cima de su popularidad y propició la construcción de plazas llamadas monumentales, con grandes aforos para todos los caudales. Logró también la atención y el favor de los intelectuales, algunos, como Valle-Inclán, buenos amigos suyos.
Su relación con Joselito era de franca amistad y en ocasiones, tras los viajes, cambiaban a propósito de vagón para no defraudar a sus incondicionales, que esperaban dos adversarios encarnizados. La inesperada muerte de Joselito, tan representativa de la incertidumbre del toreo, dejó a Belmonte hundido; y tras dos amagos de abandono, se cortó para siempre la coleta.
Otras efemérides de este día que deberías conocer:
1394 Fallece Clemente VII, papa de Aviñón. El 27 será elegido Pedro de Luna con el nombre de Benedicto XIII.
1410 Fernando de Antequera toma la ciudad de Antequera tras un brillante cerco, que comienza el 26 de abril. El 14 de octubre es recibido con honores en Sevilla.
1498 Fallece Tomás de Torquemada, inquisidor español.
1542 Las fuerzas de Diego de Almagro el Mozo son vencidas por Cristóbal Vaca de Castro, gobernador de Perú. Fin de las luchas intestinas entre colonizadores españoles.
1810 El cura Miguel Hidalgo convoca a una lucha armada contra los españoles, acto llamado El Grito de Dolores, que da inicio a la independencia de México.
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Pedro García Luaces
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